Hoy: Libertad de
expresión de funcionarios públicos de alto nivel.
“131. La Corte ha reiterado numerosas veces la
importancia que posee la libertad de expresión en una sociedad democrática,
especialmente aquella referida a asuntos de interés público[1].
Con todo, la libertad de expresión no es un derecho absoluto y puede estar
sujeta a restricciones[2],
en particular cuando interfiere con otros derechos garantizados por la
Convención[3].
Por lo anterior, no sólo es legítimo sino que en ciertas ocasiones es un deber
de las autoridades estatales pronunciarse sobre cuestiones de interés público.
Sin embargo, al hacerlo están sometidos a ciertas limitaciones en cuanto a
constatar en forma razonable, aunque no necesariamente exhaustiva, los hechos
en los que fundamentan sus opiniones[4],
y deberían hacerlo con una diligencia aún mayor a la empleada por los
particulares, en atención al alto grado de credibilidad de la que gozan y en
aras a evitar que los ciudadanos reciban una versión manipulada de los hechos[5].
Además, deben tener en cuenta que en tanto funcionarios públicos tienen una
posición de garante de los derechos fundamentales de las personas y, por tanto,
sus declaraciones no pueden llegar a desconocer dichos derechos. Del mismo
modo, los funcionarios públicos, en especial las más altas autoridades de
Gobierno, deben ser particularmente cuidadosos en orden a que sus declaraciones
públicas no constituyan una forma de injerencia o presión lesiva de la
independencia judicial o puedan inducir o sugerir acciones por parte de otras
autoridades que vulneren la independencia o afecten la libertad del juzgador[6].”
Corte
IDH. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182.
[1] Cfr. Caso
Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas.
Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, párrs. 112 y 113; Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111,
párrs. 82 y 83, y Caso Kimel, supra nota
8, párr. 87.
[2] Cfr. Caso
Kimel, supra nota 8, párr. 54.
[3] Cfr. Caso
Kimel, supra nota 8, párr. 56.
[4] Cfr. Caso
Kimel, supra nota 8, párr. 79.
[5] Cfr. Caso
Kimel, supra nota 8, párr. 79..
[6] En este punto resulta relevante la
declaración del señor Param Curawasmany (supra
nota 59, folio 830) quien afirmó que “[s]i bien la crítica pública
constructiva de fallos o decisiones de los jueces en un lenguaje moderado sería
permisible incluso cuando proviene de las fuerzas políticas, cuando dicha
crítica se expresa en un lenguaje virulento, inmoderado, amenazante e intimidador
y en mala fe, se considerará como una amenaza o una interferencia a la
independencia judicial”.
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